Este trabajo epidemiológico incluyó a niños de 24 a 60 meses que han sido diagnosticados de autismo, niños con otros trastornos del desarrollo y controles con desarrollo neurológico normal. Los autores han señalado que el objetivo de su trabajo no era analizar si el mercurio desempeña algún papel a la hora de provocar este trastorno.
De los 452 sujetos que han participado en la investigación, 249 fueron diagnosticados de autismo, 143 presentaron un desarrollo normal y otros 60 tuvieron retrasos en el desarrollo, como síndrome de Down.
Fuentes de mercurio
Los científicos han analizado gran variedad de fuentes de mercurio en el entorno de los participantes, incluyendo consumo de pescado, productos de cuidado personal (como aerosoles nasales o extractores de cerumen) y los tipos de vacunas recibidas. También han examinado si los niños que tenían empastes dentales hechos con amalgama de mercurio coloreada de plata y los que rechinan sus dientes o mascan chicle tenían niveles más altos de mercurio en sangre. De hecho, aquellos niños que llevaban amalgamas y mascaban chicle presentaron niveles más elevados de este metal. (DM)
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