5/1/10

El Absceso Dental

Es una infección no tratada de la pulpa, tejido formado por nervios y vasos sanguíneos, ubicado al interior del diente. Una vez que la pulpa está destruida, la infección llega hasta el hueso. Generalmente, esta infección es producto de una caries, con menor frecuencia de una fractura dental o de una enfermedad de las encías.

Síntomas:

El absceso dental se traduce en un enrojecimiento e hinchazón característica de la encía y a veces de la mejilla, y en un dolor lancinante que impide masticar normalmente. Cuando no se aplica un tratamiento, el enfermo padece dolores de cabeza, fiebre y un cansancio generalizado. Si la pared del absceso se rompe espontáneamente, se escurre un pus verdoso y fétido y el dolor disminuye en la mayoría de casos.

Tratamiento:


Consiste en drenar el pus, si esto no ha ocurrido naturalmente, mediante una incisión horizontal con bisturí, y luego en sanear los canales que contienen la pulpa infectada. Una vez que se detiene la infección, se obturan los canales con una pasta adecuada, y luego se recubre el diente con una corona, porque se ha vuelto frágil y corre el riesgo de fracturarse. Cuando la incisión no es posible (absceso donde todavía no se ha acumulado pus), se prescriben antibióticos. La prevención consiste en visitar regularmente al dentista para detectar una infección dental en sus inicios, caries o una lesión en la encía. De esta manera es posible intervenir a tiempo.

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