La experiencia fue realizada por un equipo de la Universidad de Ciencias, de Tokio, dirigido por Etsuko Ikeda, y se publica en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America. El informe empieza por recordar que “el principal propósito de la terapia regenerativa es desarrollar, mediante bioingeniería, órganos totalmente funcionales, capaces de reemplazar a aquellos perdidos o dañados por enfermedad, lesión o envejecimiento”. Advierte que “estas tecnologías todavía no alcanzaron reconstrucciones en tres dimensiones de órganos plenamente funcionales”: ellos afirman haber logrado una reconstrucción tridimensional, con el diente de ratón. “El reemplazo dentario por terapia regenerativa es un modelo confiable para evaluar la futura aplicación clínica del reemplazo de órganos mediante bioingeniería”, sostiene el informe.
Pero, ¿cómo se fabrica un diente de verdad? “La estrategia para desarrollar un ‘tercer diente’, tras la pérdida de los dientes temporario y permanente, consiste en reproducir el proceso que ocurre durante el desarrollo embrionario: se reconstruye, en laboratorio, por bioingeniería, un ‘germen dentario’.” En los embriones, a cierta altura de su desarrollo, se van diferenciando células que darán lugar a los distintos órganos: un “germen dentario” producirá un diente y no otra cosa. Los investigadores obtuvieron las células correspondientes a un germen de molar a partir de un embrión de ratón de 14 días de desarrollo y las cultivaron en laboratorio durante una semana, luego de lo cual “un germen de muela fue trasplantado, con la correcta orientación, en un alvéolo de la región molar superior de un ratón adulto, cuyo primer molar superior había sido extraído tres semanas antes”. A los 36 días de la implantación, “la cúspide del diente apareció en la cavidad oral”.
“El diente regenerado logró una normal oclusión (cierre de la dentadura) con el diente opuesto natural, y en armonía con los otros dientes del animal receptor”, y “el potencial masticatorio se ubicó dentro de los rangos normales”. Sin embargo, “el tamaño del diente obtenido por bioingeniería fue más pequeño que el de los otros dientes”, reconocen los investigadores.
Además, se logró que “las fibras nerviosas del organismo de los animales receptores ingresaran en la pulpa del diente obtenido por bioingeniería” y “esos nervios fueron capaces de transportar señales de estímulos”; el organismo receptor también hizo llegar vasos sanguíneos para la nutrición de su nuevo diente.
“En conclusión, este estudio brinda evidencia del exitoso reemplazo de un órgano completo y funcional en un organismo adulto, por medio del trasplante de un germen obtenido por bioingeniería, reconstituido a partir de la manipulación in vitro de una sola célula. Nuestro estudio hace una contribución sustancial al desarrollo de tecnología en bioingeniería para la futura terapia de reemplazo de órganos”, sostiene el equipo de la Universidad de Tokio.
El biólogo Marcelo Rubinstein –profesor titular en la UBA e investigador principal del Conicet– destacó “el gran interés” despertado por el estudio de la Universidad de Tokio: “El futuro de esto es el hombre biónico –dijo, no del todo en broma–, que podrá obtener reemplazos de muy diversos órganos”. Observó, sin embargo, que, para que el experimento efectuado en ratones pueda aplicarse a seres humanos, hace falta un paso que todavía no se dio.
“En los ratones –explicó Rubinstein–, el implante se hizo a partir de embriones, extraídos de un útero, genéticamente idénticos al receptor; son cepas de ratones preparadas para que sean como gemelos”, observó. “Tratándose de seres humanos, habría que partir de una célula del paciente que recibirá el implante y, primero, ‘reprogramarla’ para que vuelva al estado indiferenciado de stem cell, célula madre, capaz de transformarse en cualquier célula del organismo. Esto ya podemos hacerlo. Pero a esa célula madre habrá que hacerla ‘avanzar’, mediante estímulos adecuados, para que se convierta en germen dentario: una célula capaz de generar un diente y sólo eso. Este último paso todavía no fue dado por la ciencia.
Por el momento habrá que contentarse con los implantes dentales, que por el avance de la tecnología en la fabricación de nuevos materiales están dando buenos resultados.