La metanfetamina conocida popularmente como “speed, chalk, o meth”, es un análogo de anfetamina, con un elevado potencial de abuso, que causa efectos tanto psicológicos (euforia, confusión, deshibición, insomnio, sobreestima…) como fisiológicos (arritmias, aumento de la temperatura corporal, contracciones de la mandíbula, taquicardia, sequedad de boca, etc.).
Las últimas investigaciones indican que el consumo de metanfetamina está en aumento en la población joven, por lo que hace temer los efectos a largo plazo, tanto a nivel sistémico como bucodental.
Klasser y Epstein publicaron un artículo en el Journal of the Canadian Dental Association, donde indican que el consumo de esta droga está asociado a caries rampante debido a que hay hiposalivación. La metanfetamina produce vasoconstrición en las glándulas salivales y por ende disminución del flujo salival. Por este motivo aumenta el riesgo de caries.
Hay otros factores de riesgo que contribuyen al deterioro de la salud bucodental por el consumo de metanfetaminas: su composición ácida y su capacidad de aumentar la función motora, repercute en una masticación excesiva, bruxismo y otros problemas.
Por todo lo mencionado, el papel del odontólogo es importante no solo para detectar a los consumidores de esta droga, sino para actuar, minimizar o evitar los efectos perjudiciales en la cavidad oral.
Las últimas investigaciones indican que el consumo de metanfetamina está en aumento en la población joven, por lo que hace temer los efectos a largo plazo, tanto a nivel sistémico como bucodental.
Klasser y Epstein publicaron un artículo en el Journal of the Canadian Dental Association, donde indican que el consumo de esta droga está asociado a caries rampante debido a que hay hiposalivación. La metanfetamina produce vasoconstrición en las glándulas salivales y por ende disminución del flujo salival. Por este motivo aumenta el riesgo de caries.
Hay otros factores de riesgo que contribuyen al deterioro de la salud bucodental por el consumo de metanfetaminas: su composición ácida y su capacidad de aumentar la función motora, repercute en una masticación excesiva, bruxismo y otros problemas.
Por todo lo mencionado, el papel del odontólogo es importante no solo para detectar a los consumidores de esta droga, sino para actuar, minimizar o evitar los efectos perjudiciales en la cavidad oral.